La falsa denuncia es fabricada y presentada para tratar de lograr dos objetivos principales (no los únicos):
1.- Causar el mayor daño posible al padre acusado.
2.- Impedir la comunicación entre padre e hijo.
Para que se logren esos objetivos a través de una falsa denuncia es indispensable que el sistema judicial actúe automática o precipitadamente como si se tratara de una denuncia basada en hechos ciertos efectivamente ocurridos y comprobados.
Hay denuncias tan absurdas o groseramente inventadas que a simple vista los jueces perciben que son falsas y se evita que caigan en las redes tramposas de la denunciante.
Pero hay otras denuncias, muy cuidadosamente planificadas, que hacen más demorada y más dificultosa la demostración de su falsedad. Esto suele ocurrir cuando a la astuta madre mentirosa, junto al sistema que la apoya, se suma el propio menor dando una versión más o menos similar, según se le haya instruido y adiestrado para ello.
El problema mayor es ver qué sucede con la comunicación padre-hijo “mientras tanto se indaga y se juzga ”. Para los jueces, lo más cómodo es decidir de un plumazo la suspensión de las visitas y punto. Precisamente, eso pretende quién crea la falsa acusación.
Si un juez resuelve suspender las visitas está perjudicando al menor y premiando a la falsa denunciante que logra su objetivo: impedir la comunicación padre-hijo.
Para evitar la destrucción del vínculo paterno-filial, los jueces perfectamente pueden -y deberían- disponer de visitas vigiladas que cumplirían con ese propósito de la tan vitoreada protección al menor.
Ejemplo: supongamos que se denuncia que el padre golpea al hijo y el hijo al declarar dice que efectivamente el padre lo golpea. Si el juez suspende las visitas, sin más, el menor queda atrapado en la maniobra materna y alejado del padre con lo cual, después será mucho más difícil recomponer el vínculo. En cambio, si el juez decide autorizar visitas supervisadas, el vínculo padre-hijo se preserva y el menor tiene la posibilidad de seguir comunicado con el padre y se pueden contrastar las actitudes de padre y madre que facilitarán el descubrimiento de la verdad de los hechos.
Es a la progenitora FALSA DENUNCIANTE a quién NO le interesan las visitas no solo del padre, sino de ningún miembro de la familia paterna, porque se podria descubrir su falsedad.
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